El fideicomiso ha sido una figura muy poco utilizada en México, debido al desconocimiento en su implementación, administración y los beneficios que pueden obtener a través de la misma.
Es un contrato en el cual intervienen tres partes fundamentales, “el fideicomitente” que es la persona física o moral que afecta los bienes o derechos al fideicomiso, “el fideicomisario” que es quien recibe los beneficios o frutos de dichos bienes y “la fiduciaria” quien es la institución autorizada y encargada de administrar los bienes afectos al fideicomiso, el objeto de este contrato puede ser diverso y va a depender de los intereses o necesidades del o los fideicomitentes.
Entre los beneficios más importantes de la figura del fideicomiso destacan, su gran flexibilidad, ya que a través de él se pueden llevar a cabo de todo tipo de operaciones, optimización de la carga tributaria, blindaje patrimonial, además que puede utilizarse por personas morales como un vínculo de negocio, o por personas físicas con el fin de lograr una planeación fiscal y patrimonial eficiente y ordenada.
Este tipo de contratos son un instrumento ideal para la seguridad de las partes, protección y transparencia de sus operaciones y sin duda es ideal para implementar negocios novedosos o expansión de los ya existentes.